Ese día me vestí de actitud

El trabajar desde casa ya es algo que vino a quedarse y es muy tentador quedarnos muy cómodos en pijamas o ropa muy relax para hacerlo. Ojo, no critico a quienes lo hacen y les funciona...esta vez quiero compartir algo que hago, algunas veces inconscientemente y otras de manera intencional y me inspiré en un día reciente en el que estuve consciente de lo que sucedió.

Ese día me vestí de actitud…me puse un saco, una blusa bonita, aretes y colgante en juego de un color que me encanta y me luce bien. Ese día no sabía exactamente que ropa ponerme, sabía que tendría un día lleno de reuniones como tantos otros que he tenido, pero ese día decidí que quería vestirme un poco más profesional que otros días en teletrabajo y así lo hice.

En tantas reuniones pude notar que hubo mucho ánimo, buena vibra, conecté con mi yo “maestra” casi inexistente pero que he debido recrear algunas veces y parece que todo fue claro para quienes recibieron mis “clases”. Un par de reuniones con mi jefe que fluyeron muy bien, incluyendo mi evaluación de desempeño que ha sido una de las mejores conversaciones que he tenido con mi jefe actual. Todo el día tuve una mejor comunicación con todos, estuve más concentrada en el trabajo y un día super contento con mi pareja.

Al final analicé que, a pesar de que considero realmente que todo es cuestión de actitud, el hacer algo intencionalmente como vestir más formal para trabajar desde casa, me ha ayudado muchísimas veces a conectar con mi parte profesional. Al inicio de la pandemia intencionalmente me propuse no andar en pijamas o solo jeans y playera para trabajar en casa, eso mi cerebro lo conecta inmediatamente con relajarme o incluso dormir. Sin embargo, algunos días mi intención ha sido precisamente conectar más con mi rol en la organización y siento internamente que lo he logrado, es simplemente que el cerebro reaccione y se sienta que está trabajando, aunque esté en casa, es crearle el ambiente desde mi persona para rendir mejor, coordinar mejor, concentrarme más y tener al final del día la satisfacción de lo que llamamos un buen día de trabajo.

No se necesitan joyas carísimas o ropa de diseñador, solo se necesita conocernos, saber qué es lo que puede ayudarnos a vernos y sentirnos mejor con nosotros mismos. Hombres y mujeres sabemos perfectamente como nos vemos y, si hemos puesto atención, son otras personas quienes nos lo afirman. Muchos de esos días en los que me propongo vestirme de actitud me han dicho que me veo feliz, radiante, que qué bien se me vé el semblante, así que aquí van algunos consejos que me han servido:

1. Sin caer en la vanidad, vistamos con ropa que nos haga sentir bien

2. Dejemos de lado el pensamiento de que necesitamos millones para

vernos y sentirnos bien

3. Pongamos atención cuando una o más personas nos hacen saber que

nos vemos bien y no solo físicamente sino con la actitud que irradiamos

4. No subestimemos el deseo de arreglarnos solo porque trabajamos desde casa

5. Todos los días son especiales, así que si hemos guardado algo lindo y que

nos queda bien para un día especial...recordemos que todos los días son especiales

Conclusión

El día sí puede ser como nos lo imaginemos, solo debemos actuar congruentemente a nuestro deseo, tomar acción, poner nuestro granito de arena y eso solo se logra con la actitud correcta, en este caso, actitud de profesionalismo, éxito y sobre todo alegría y positivismo.

Ese día en mi meditación le pedí a Dios que me diera palabras adecuadas, paz y alegría…dos de ellas se quisieron opacar casi al final, pero mi actitud seguía igual y el intento de arruinarse, solo duró unos 40 minutos, el tiempo que yo lo permití…y eso no es nada si lo comparamos con la alegría del día entero.

¿Cuéntenme qué hacen ustedes para tener un buen día trabajando desde casa?

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